Y se
detuvo en el breve color de lápiz labial que cubría su labio inferior, la
observó cauteloso e inevitablemente el antojo le hizo pasar saliva. -Antojo de
un beso, róbaselo,- pensaba, sin embargo mientras lo hacía ella cambió el tema y
abruptamente él se desconcentró. -¿Qué
opinas?- Ella preguntó; estaba completamente perdido, no había seguido el ritmo
de la conversación, su mirada se concentró en aquellos ojos negros y su pensamiento
se esfumó, tomó su mano de manera inconsciente pero decidido; -me gustas- le dijo, un
bochornoso rojo cubrió su rostro y ella le sonrió, una sonrisa de complicidad
acompañada de un pícaro sentimiento. Sin dudarlo ella se acercó, humedeció sus labios con la
punta de la lengua ocasionando el asombro del chico que nervioso veía como se
acercaba a él esa boca con la que se había distraído durante los minutos que
llevaban en ese café, podía sentir por primera vez en mucho tiempo su cálido aliento acercarse lentamente a él, sus manos le sudaron, sus labios temblaron, hasta que finalmente...
La
acompañó a su casa, la esperó hasta que la puerta se cerrara por completo, dio la vuelta y cabizbajo caminó hasta su auto. La luz sobre
el retrovisor iluminó el interior, observó en el su reflejo y un brillo inusual
sobre sus labios, saboreó el resto del lápiz labial que quedaban
sobre ellos y sonrió, inevitablemente sonrió.
Comentarios