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Mostrando entradas de febrero, 2016

Canela

Qué droga hay en tu piel que aspiro con insano fervor acaso es el perfume, bálsamo de tu presencia, feromonas por el aire, estoy presto, dulce, picante, canela,  de canela color, aroma, sabor tu mirada, tu aliento, tu cuerpo. Coloreas tus senos, te observo y de fantasías me llenas, es canela el contorno de tu cuello, la fisura en tu espalda, el aroma detrás de tus orejas, todo el largo de tus piernas que contrasta con el negro de tu cabellera que en el cielo deja también la misma esencia,  y la aspiro mi droga, por una fosa, por la otra, imágenes de ti, de mí, de tu aroma, de tu figura, dando vueltas sobre mi cabeza, sobredosis de deseo, vuelo, siento, y mis manos que te ansían y mi boca que te pide en mil gritos más que un beso y que vaya acompañado de sabor canela.

XXI

El frío se cuela por las rendijas del aluminio, el cristal se empaña de a poquito; metidos en la cama bajo una sábana polar y un edredón gigante no hay nada mejor que abrazarte para calmar la tempestad, el problema es que al abrazarte comienza la otra tempestad aunque en realidad ese no es un problema.

El espejo

El espejo no miente, afortunado es, te observa desnuda en el diario cotidiano,  desnuda también de vez en cuando una sonrisa de tus labios. Algunas gotas caen en él  mientras tu largo cabello cepillas, cascada en color negro que salpica libertad cuando sin ataduras sobre tu espalda cae. El reflejo de tus ojos cuyo deseo de torna café ante la luz tan natural del astro que por tu ventana en un resquicio dejas entrar te observan a ti misma a través de él y aunque el tiempo le ha opacado la visión tu reflejo sigue intacto, la curva en tu cadera, la altura precisa de tu cuello, la caída de tus hombros, la simetría en tus largas piernas. Desde ahí, colgado sobre esa blanca pared el espejo no miente, el reflejo de ti mujer, de belleza permanente.