La tempestad se formó en tu cabello, revuelto, nublado, mojado, en cascada sobre tus hombros que rompen su caída, diluyendo, salpicando, erosinando tu piel y refrescando mis manos quebradas. Lluvia en ti, el agua de tu cuerpo, setenta por ciento, lavo mi lengua en el porcentaje acumulado en tus senos, enjuago mis manos allá por tus caderas y me sumerjo en el caudal formado en tu ombligo, en cascada se precipita, mojas, empapas, humedad sobre mis dedos, que acarician tu vientre y me dejo llevar por el torrente, fuertes pendientes, irregular travesía que me deja entre tus piernas para beberte, hidratarme, saciarme, ahogarme.