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Mostrando entradas de 2015

Tonos grises

La imagen era en tonos grises, sus ojos parecían seguirlo a donde quiera que él se movía, su cabello lucía mojado, deseaba enredar sus dedos en tal espesura y quedarse atorado ahí para poder acercarla hacia él y robarle un beso de esos labios que se observaban llenos de ansiedad. Pero era sólo una imagen en tonos grises que a pesar de su falta de color denotaba un erotismo inquietante que a él le erizaba la piel cada vez que la veía.  La imagen perfecta, sin color, sin aroma, sin textura, pero sí con un sinfín de sensaciones que le provocaban cada vez que la observaba, una marea de pensamientos inundaban su mente y su cuerpo lo reflejaba. Suspiros, excitación, deleite, angustia, nostalgia, deseo.  Una imagen, tonos grises, el escape de su realidad, el suspiro a su cotidianeidad, el respiro que su cuerpo necesitaba; una imagen, ella, tonos grises, él ponía el color, él solo y su imagen, un diario que con la notificación de la llegada de la siguiente imagen se modificaba.

Olvidando

Había algo perdido en su mirada, veía hacia el horizonte desde la ventana de su apartamento, sin embargo el horizonte mismo en todo su esplendor no era apreciado por esos ojos oscuros que simplemente estaban perdidos. Sostuvo sin mirar el tazón de café que dejó en la repisa, le gustaba el café negro con sólo una cucharada de azúcar; bebió un trago y desvió su mirada hacia una nube que acariciada por el viento llevaba su lento recorrido hacia el norte tomando la forma que el capricho del viento deseaba, entonces ella sonrío. Se alejó de inmediato de la ventana y agarró un pedazo de papel donde escribió con letras mayúsculas: -He estado pensando en ti y deseo no hacerlo más- Arrancó la hoja, la hizo bolita entre sus manos y la arrojó al cesto de la basura. Caminó hacía la ventana, observó nuevamente hacía el horizonte y en esta ocasión notó el color azul obscuro que se combinaba con algunas de las luces que ya se habían encendido en departamentos ajenos en espera de la entrada de l

XX

Que si escribo en tus caderas  es porque el papel se me ha agotado  más no así la poesía  que al mirarte desencadenas.

XIX

Subió sus besos hasta el cuello  para después dejarse llevar por la fuerza de gravedad  y besar el resto del cuerpo.

Así, como tú.

Así como tú, con esa sonrisa que no fue requerida y sin embargo siempre necesaria, con ese beso en la mañana antes de dejar la cama. Así como tú, una caricia en el lóbulo, en la mejilla, un abrazo inesperado, uno más anunciado. Así como tú, con la mirada que transforma el día, con las palabras justas, la charla amena,  trivial, intelectual. Así como tú, una mujer en todos los sentidos, para mis sentidos.

Del otro lado

6 de enero, 7:30 am. Se escuchan unos pequeño pasos al bajar de la cama y correr hacia la puerta, con impaciencia abre su recamara y toca (que decencia) nuestra puerta. Al abrir las primeras palabras que sale de su boca son: –¡Hay que ver si dejaron algo!- Así que sin más bajamos de inmediato las escaleras para ver bajo el árbol de navidad. Su sonrisa fue inminente, la ilusión en su rostro llenó mis ojos de lágrimas, tomó la primera caja con emoción, encontró una más y la observó por todas partes, se sentó con ambas cajas en la escalera como para cerciorarse de que lo que tocaban sus pequeñas manos era real, nos mostró los regalos y de inmediato las ansias por abrir las cajas y comenzar a jugar con el contenido, no importaba el frío, no importaba la saliva endurecida en sus pequeños labios, no importaba el cabello enredado y la marca de la almohada, lo único que importaba era que finalmente los Reyes Magos habían llegado. Hace tiempo que estuve ahí, recuerdo haber recorrido el pa