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Mostrando entradas de 2012

2012

2012 Efímera, así es la vida, tanto que puede desaparecer en el momento menos pensado y aun pensándolo, también puede desaparecer, de tal manera que el tiempo no hay que desperdiciarlo pues su prisa es tanta que a veces pasa sin ser disfrutado. Encontré, sin buscar. Logré, sin proponerme. Triunfé, sin desearlo. Perdí, sin quererlo. El 2012 me dejó una enorme satisfacción a pesar de que termina con un trago amargo, muy amargo, no obstante fue un año en el las sorpresas llegaron así como son, sorpresas, de esas que no se esperan pero que sin embargo son en exceso gratificantes. Hubo trabajo, nuevos proyectos, nuevos retos, viejas experiencias y desarrollos consolidados, firmes bases para un futuro mejor que de por si mi presente ya es mejor. Hubo miles de sentimientos, encontrados, algunos no deseados y otros tantos que intempestivamente dieron un vuelco alegre, muy alegre a mi desafinado corazón que ahora está más afinado que nunca. Es la fecha, t

Comenzó.

La quietud de la noche contrastaba con el acelerado ritmo de mi corazón, mis manos sudaban pero tú no lo notabas. Ahí nos encontrábamos los dos, sentados en una rústica banca de piedra hablando de ti, hablando de mí, hablando de nada. Parecía obvio pero no lo era, que esa noche quería robarte un beso y ese era el momento.  De repente un silencio, un oportuno silencio, mis ojos se cruzaron con los tuyos y entonces viste la intención, dudaste pero no lo suficiente. El primer intento fue con nervios y no se concretó, el segundo fue con más decisión y entonces lo aceptaste, tus labios tocaron los míos en un beso que más que gusto causaba un extraño sentimiento, tú mi amiga, yo tu amigo pero al final de ese día, al final de esa cita sucedió. Lo comprendo, fue algo tenso y ese no fue precisamente uno de mis mejores besos pero así fue como todo comenzó. Una artista y un café, ese fue el pretexto para escaparnos los dos, un pretexto que terminó con un beso, un beso q

Intenso

Es la noche tu condena ante mis manos furtivas y mis besos que desesperan por encontrar en la oscuridad la forma de tu cuerpo. Desespero, ansío el momento, tocarte, explorarte, descubrir ese lunar, ese cabello que ahora cuento de más. Aspirarte, escuchar tu respiración y hacerla intensa entre mis labios. Suspirara sobre tu cuello y sentir como tu piel se eriza con delicadas caricias. Condeno a mi presa, presa de mi cuerpo de mi pasión y sentimientos. Que la luna sea testigo y las estrellas juzguen el momento, que sientan envidia de la intensidad y que la intensidad, nuestra intensidad, ilumine el nocturno firmamento.

Recuerdos

Recuerdo esa sonrisa y la mirada inocente, recuerdo las pláticas en el café y ese extraño deseo, mío, por robarte un beso. ¿Y qué crees? Que a pesar del tiempo y de que ahora sin pedirlo todas las noches tus labios están al alcance de mis besos, aquellos siguen siendo hermosos recuerdos.

En tonos

Un óleo en blanco comienza a colorearse en tonos que describen cada parte de tu cuerpo, y observo, observo en mi pensamiento esa línea curva que dibuja tu espalda sobre el imaginario plano recto horizontal donde estás recostada y contemplo entonces la belleza natural que forma el arco de tu columna desde lo alto de tu espalda hasta el final, el final de la misma donde alguna vez he puesto el empeño de mis manos y la codicia de mi mirada. Cierro los ojos y veo como tus largas piernas se pierden en el horizonte finito que he creado como lienzo, el brusco ángulo que forman tus rodillas entre tus acariciables muslos y esas besables pantorrillas le da la belleza precisa a ese par de sensibles extremidades que tanto me excitan. Cierro los ojos, tu plano vientre se dibuja en azul y rojo, en amarillo y naranja, en rosa y morado, en negro y en blanco, culminando en ese par de hermosos senos que sobresalen de tu cuerpo justo con el tamaño perfecto. Tu cuello

XXVI

El cinturón de su pantalón cayó al piso, él lo escuchó desde otra habitación, la señal era clara, estaba lista y semi desnuda en la cama esperándolo para hacer el amor.

Recuerdos

No recuerdo el tipo de café que tomé. No recuerdo el día de la semana, mucho menos la hora exacta. No recuerdo lo que vestías. Si llevabas el cabello suelto o sujeto. Pero si recuerdo tu sonrisa, si recuerdo ese beso y si recuerdo que ese día comenzó nuestra vida.

Dormida

A veces te veo, te veo dormida junto a mi cuerpo, desnuda, tan libre de pensamientos pero tan llena de sueños, te veo admiro la silueta que regulan tus curvas y pretendo despertarte, lo pretendo, para hacer el amor y después abrazarte. A veces te veo, mientras tus ojos cerrados se pierden en tu mente y pienso. Pienso que he tenido la suerte de verte, de verte mientras duermes, que eso significa que segura a mi lado te sientes, en paz, en completa calma, en profunda tranquilidad. Observo tu sonrisa aún dormida y ausente y pienso en la fortuna de que ese conjunto de casualidades me tenga ahora a tu lado mientras duermes. Te veo a mi lado dormida Y me pregunto qué hubiera sido de mi vida si me hubieras negado ese primer beso o peor aún una sonrisa ¡Pero no! Ahora te veo mientras duermes, tan amada, tan mía, tan en mí, ten profunda, tan deseada, tan presente.

Blu, la pequeña caracol

Blu dejó atrás aquella hoja seca que utilizaba como su hogar, vagaba lenta, sin rumbo, estaba aburrida, desmotivada. La pequeña caracol recorría caminos, praderas, trepaba flores, se ocultaba bajo las piedras o se metía en su pequeño caparazón, Blu quería un cambio, una sorpresa, no sabía con precisión qué sin embargo no desistía, sabía que algún día algo sucedería. Aquella noche se encontraba en un campo de girasoles, algunas hormigas la rodeaban, observaba los largos tallos que finalizaban en hermosos pétalos amarillos y al fondo en el cielo un infinito mar de estrellas enmarcaban el paisaje. Decidió verlas más de cerca y subió uno de los tallos. Se acostó sobre el suave polen de la flor, el perfume que emanaba la adormecía mientras contemplaba el infinito cielo lleno de estrellas. La tranquilidad del lugar la abrumó y cayó en un profundo sueño. Entonces la pequeña caracol voló: De su caparazón emergían dos grandes alas que se agitaban con fuerza y p

Sonríe

Tu sonrisa es increíble. Es el hecho de alegrarme al observarla, compartirla y provocarla, es el cielo sentirla, casi tocarla. Tú sonríes y el día cambia, aún sin verte, simplemente pensarla, la conozco y la siento incluso en mis entrañas. Tú me alegras y me matas con esa sonrisa exquisita y cotidiana que además no cuesta nada. Seguro estoy de recibirla al finalizar esta carta, sonreirás y devoraré el mundo en una carcajada. Sonríe, sonríe que soy feliz tan sólo de imaginarla.

Escribirte.

Tengo ganas de escribirte pero no sé qué. Te he dicho que te amo y que te extraño también. Te he descrito con palabras la manera en que me atrapas cuando hacemos el amor. Y esa fuerza con que me besas como si un mañana no existiera te lo he escrito también. Palabras melosas, palabras con pasión, palabras de deseo, de aliento, de cariño, de seducción, todo te lo he escrito, ¿Qué no? Aunque nunca será suficiente me parece. Escribiré entonces una frase que hable de tu vientre, un poema que describa tu sonrisa, le dedicaré una canción a tus besos e incluso haré un enunciado con tus senos. Describiré lo que hay en tu interior y relataré esa humedad que me abraza y da calor. Pensaré en como acomodarlo todo en un pedazo de papel pero seguramente algo te escribiré. Sólo debo cerrar los ojos y pensar en tu sonrisa, la hoja pronto se llenará de palabras que harán poesía.

18 +

En el instante que sus ojos se cerraron, los delgados labios de él se posaron sobre su cuello descubierto, ella sintió el cosquilleo y retorció ligeramente su cuerpo dejando que la sensación le recorriera hasta las piernas. Las manos inquietas del hombre recorrían las prendas que todavía cubrían el ansiado cuerpo de su pareja. Descubrió entonces un botón y lo desabrochó dejando al descubierto el magnífico trabajo de la evolución, un par de pequeños senos asomaron después de quitar el cuarto botón. Ella volaba sobre las sábanas, él hacía lo propio sobre el dócil cuerpo de aquella hermosa mujer de cabello terso. Hubo un momento, sus ojos se encontraron y sus labios desquitaron el antojo de un violento beso que ambos habían soñado. Las ropas cedieron paso al desnudismo, ambos cuerpos se encontraban a merced de las caricias desatadas y del calor engendrado por el fuerte sentimiento de atracción que ellos dos se profanaban. Los labios buscaban más que los propios labios, a

Pasión cotidiana

Tomé tus manos como cualquier otro día, besé tus labios con la misma intensidad, me mordí los labios al sentir tu lengua y te entregué la mía con facilidad. Retiré tu blusa y admiré tus senos, los besé con entusiasmo como si nunca lo hubiera hecho, desabrochaste mi cinturón y empuñaste lo que encontraste dentro, sentí un calor recorriendo todo mi cuerpo. Y te miré desnuda bajo el encanto de la luz de luna y junté mis caricias con las tuyas, visité tu piel con la mirada y noté el deseo de entregarte y ser amada. Suspiraste y lo hice yo también, en un oído cada quién, cuando penetré en tu cuerpo aquella noche por primera vez. Tu expresión le canta a mi vista y el deseo te consume vida mía. El orgasmo fue en mutuo acuerdo, no planeado, no intentado, auténtico el gozo de un final tan coordinado que sólo en sueños hubiéramos imaginado. Respirabas agitada y me entregaba a tus caricias, respondía a tus suspiros con palabras y so

XXV

El tráfico, papeleo, llamadas, mentadas, el jefe, regaño, presión, estrés, pero al final del día… Un beso, una caricia y en un segundo una sonrisa. Complicidad, deseo y en otro segundo ella y él bailando la misma canción al anochecer. Sus cuerpos se unen, sus almas se tocan, sus sexos se humedecen y no hay espacio entre sus bocas.