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Mostrando entradas de febrero, 2011

Escritor.

Sobre la mesa... Hojas en blanco, una taza de café, un bolígrafo negro y un pedazo de panqué. Esperando el toque de sus manos... Con un sólo objetivo, buscar la inspiración, para escribirte un poema sencillo o quizá una triste canción.

Dibujando.

Tomé el oscuro de la noche para colorear tu cabello, un oscuro que cubre sin temores, que contrasta con la luz perenne de tu rostro y que incluso puede provocar mal de amores. Y tus ojos los dibujé como estrellas, aquellas que desde allá arriba observan, inalcanzables, impenetrables, reflejando brillos de innumerables emociones. De aquella flor robé el color, lo puse en tus mejillas, de su perfume y suavidad llené tus labios y con sus espinas cubrí tu cuerpo delicado. Aún no estás completa sobre el blanco lienzo dibujada, me daré el tiempo de contemplarte y si el mismo tiempo me permitiera tocarte sabría entonces con que color iluminar tu corazón, aunque este mismo pudiera cambiar, del rojo al negro o a cualquier color, porque es incansable su intenso palpitar que no comprendo el tono que debiera aplicar. Pero he ahí tu esencia, de amiga, de madre, amante, compañera, he ahí tu esencia, en esa parte de tu cuerpo que aún no logro dibujar.

No hay que buscar.

Caminaba por la oscura calle con destino a mi casa, distraído, pensaba en porqué la gente se empeña a buscar el camino a la felicidad cuando quizá, es más bien el propio camino lo que hace la felicidad, recordaba entonces en algunas de las situaciones que me hacen feliz: Escribir un verso. Un café bien cargado en una noche fría. Un beso inesperado. Un abrazo de bienvenida. El saludo de un amigo que hace tiempo no veía. Una reunión en un bar, o una cita en un café. Escuchar una de tantas canciones favoritas. Disfrutar de un helado en la banca de un parque. Leer un buen libro. Jugar con la mascota. Disfrutar de una película. Velas, vino y un poco de romanticismo. Brincar sobre los charcos o bajo la lluvia. Tomarte de la mano y caminar, sólo caminar. Un cálido abrazo bajo las sábanas, justo antes de levantarse y prepararse para salir a trabajar. Una barra de chocolate. Dibujar, escribir, iluminar. … Llegué a mi casa, encendí la computadora, el reproductor de música comenzó a tocar una