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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Virtual. El beso.

La luz a media intensidad, apenas lo suficientemente brillante para poder ver las letras del teclado. En el respaldo del sofá, a su izquierda, una copa con un dulce licor enfriado por hielos, refrescante y estimulante para la noche calurosa. La música de fondo amenizaba la estancia mientras él abría su bandeja de entrada. Sus ojos no perdían detalle, su mente imaginaba lo inimaginable al leer cada uno de sus mensajes. ¿Será ella sólo una fantasía? Sabía que existía aunque lo único que de ella había tocado, eran sus imágenes. Leía sus frases, aquellos versos que ocultamente para él estaban dedicados, observaba sus fotografías, en especial la de esos labios, esa foto dedicada donde un par de labios se dibujaban sensuales expresando un beso virtual que sin duda le excitaba. Tomó un poco del licor, leyó con cuidado una vez más aquel verso. La imaginó e imaginó sus dedos escribiendo con pasión, imaginó su cuerpo estremecido con cada palabra, imaginó el momento en que tomó la cámara

Pertúrbame

Pertúrbame con tu mirada, esa que seduce, que mira, que habla, tú cautiva entre líneas sabrás que mis palabras tienen un fin, dedicatoria que quiere desnudarte, musa que de noche llegas a mis sueños y durante el día habitas mis pensamientos. Pertúrbame con cada verso, con cada letra que imaginas, que imaginas y me cuentas y me cuentas y me cantas. Pertúrbame sin un motivo, que mi motivo es sólo mirarte aún sin conocerte, escucharte sin saber que tono tiene tu voz, disfrutarte verso a beso sin siquiera saber qué textura hay en tus labios pero sí en tus palabras. Acaríciame con letras que con ellas te me acercas, y déjame tocarlas, así como lo haría con tus piernas. Y con tus poemas bésame, bésame entero que yo he de imaginar la firmeza de tus senos, y he de sentir el enunciado de tu espalda y he de leer la rima de tu sexo mientras te leo, me perturbo y te deseo. Pertúrbame en silencio, haz de tus letras nuestro encuentro,

La geometría de tu cuerpo

He buscado con insistencia una sola línea recta, en la geometría de tu cuerpo, pero trato y persevero y ni una sola encuentro. Es liso el fino corte de tu cabello, pero al jugar con el aire se descompone en curvas que no comprendo y no lo hago pues no pretendo más allá que embelesarme de su libre movimiento. Mi desliz sobre tu cuello es trazado con mis dedos hacia tus hombros, sobre tu pecho, donde he de decirte que tampoco encuentro un solo trazo recto. Heme aquí buscando el cuadrado en tu geometría, he pasado por tu vientre, tu cadera, te he recorrido el contorno de la espalda y aún no encuentro nada. Incluso, cauteloso he tocado el monte de venus, y te has movido cual sensible es ese lugar que es tan privado cuando con mis labios lo he delineado, y tampoco ahí, ni una línea recta o un sólo trazo cuadrado. Tienes curvas hasta en el contorno de tus manos, me dispongo y me rindo pues en tu cuerpo he intentado y no logró encontrar eso que te hace ver como un Picas

Belleza

En ti habita en estado salvaje, de oscura pasión como la misma que en la oscuridad se forja entre dos amantes. Esplendida, excepcional, que no se crea mujer, pues con ella naces. En ti habita como pétalos que cautivan hasta en el más mínimo detalle, al sol te abres, te muestras radiante, con la luna te ocultas pero entre las sombras sigues fulminante. La traes entre tus venas corriendo por los glóbulos de tu sangre. Tan tuya mujer que cuando te desnudas ante mi pareciera que lo haces sola, para alegrarte, para morir en tu propia sensualidad y verte y sentirte tan única que nadie debería poseerte. Tus ojos como una puerta, tus manos como una guía, tus piernas como un camino, tus senos como un destino, tu sexo como elemento Inalcanzable. En ti habita y yo te miro, y te deseo, y te admiro. Tatuaje de pupilas, codiciada, clausurada, prohibida. Eres hermosa, tú bien lo sabes, insoportablemente perfecta, incontrolablemente deseada, emoc

Atreverse y disfrutar lo que viene.

Fueron bellas aquellas tardes de café mientras platicábamos, mis ojos te observaban y aunque escuchaba atento cada una de tus palabras, mi mente se enfocaba en los labios que las emanaban, y es que en mi pensamiento estaba la ilusión de besarlos, pero entonces, sólo lo pensaba. Mis manos jugaban con la taza de café porque no me atrevía a hacerlo con las tuyas, pero tú eso ni siquiera lo notabas. Estacionaba el auto frente a tu casa mientras seguíamos conversando, dejaba en tono bajo la música del radio, era mucha la impaciencia de mirar tus oscuros ojos y no robarlos, de imaginar porque sólo imaginaba, que tan suave sería tu piel pues hasta entonces tocarla, sólo lo soñaba. ¿Pero cómo iniciarlo? La respuesta la desconocía pero esas cosas se intentan algún día. Pulsaciones exageradas que pareciera que el corazón se sale del interior, manos impacientes ocultas en las bolsas de una chamarra o quizá de un pantalón y la mirada sin saber que ver, para no descubrir v­erdaderas inten