De la blanca nieve es tu sonrisa donde la luz del sol releja el color y la alegría de la vida. Es el lienzo que sonríe a cada rayo del día con la suavidad que ofrece la brisa matutina, como aquel beso que regalas cada mañana a mi mejilla. De la noche es tu mirada que me cubre en un manto estelar, que me observa entre las sombras protegiéndome de cualquier pesar, otorgándome la paz que sólo esos ojos obscuros me saben dar. De los pétalos de flores rojas son tus labios, de su raíz tus manos, y a semejanza de los tallos son tus brazos que en su abrazo me protegen sintiéndome amado. Y tu corazón está en la naturaleza, en ese polen que fecunda, en la vida que da el riego de cada gota de agua, en la sombra del verde árbol y hasta en esa frágil hoja que cada primavera se fortalecerá y cada otoño caerá, con esa sensualidad que sólo la naturaleza sabe dar. Natural eres al compás de los elementos, de fuego y agua son tus sentimientos, de tierra y aire tus deseos.