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El juego.

Luz media , olor a vainilla , firmes y bellas piernas bajo un par de medias finas. El juego lo inicias. Sensual. Atrevida. Desinhibida. Pasional. Entre las sombras exhalas tu deseo y esas uñas rojas se clavan en mi cuerpo . Es un juego excitante y el sudor se combina , el corazón se agita y el orgasmo es culminante. Pero es sólo el inicio de un juego sin final , tu cuerpo y el mío se volverán a encontrar.

Esos días de abandono.

Mi mirada se ha perdido en una inmensa obscuridad, te has marchado y no sé que tan pronto puedas regresar. Blanco es mi pensamiento, ese color que dejaste en todo mi cuerpo. Te siento en un breve suspiro que intermitente vuelve y de repente se va, y es que eres caprichosa, hay noches en las que me abrazas y otras en las que simplemente te separas, puedes llegar en un instante y besarme con tus labios de ilusión, ó quizá pasen horas y tú no hagas una sola aparición, pero así eres tú. Me esfuerzo por encontrarte, por tocar tu delicada piel y transcribir esa sensación en palabras, pero es que tu piel, ocasionalmente se ve distante, como en tierras lejanas.   Hoy me abandonaste por completo, te marchaste sin dejarme un beso, pero espero que pronto puedas regresar.   No voltees la mirada, te lo digo a ti; inquieta Inspiración .

Como comienzan los días.

El teléfono activa el sonido programado del despertador, la canción elegida es un tono sensual, “Still Got the Blues”, lo dejo sonar sólo un momento y lo apago, de inmediato se siente el calor bajo las sábanas, y sin pensarlo te abrazo. De tu boca una ligera queja, por supuesto, es temprano y quisiéramos continuar disfrutando de un sueño más, sin embargo hay que levantarnos e ir a trabajar. Entre las sombras de la mañana y aún con los ojos cerrados, buscas mis labios, simplemente para acariciarlos brevemente con los tuyos mientras mi brazo te acerca con más fuerza a mi cuerpo, sólo para tenerte un segundo más, pues una vez comenzado el día, no volveré a ver tu sonrisa sino hasta el atardecer. Tu cabello alborotado deja su esencia en la almohada, la aspiro para llevarla conmigo durante el día; entre algunos gestos de tu rostro, se asoma una sonrisa que me ilumina más que ese foco de 100 watts, y tu mirada aún medio dormida, me da la bienvenida a un nuevo día. Y as

Inalcanzable

Observé el reflejo de tu cuerpo danzando en la luna, contemplé a un par de estrellas queriéndose acercar, pero no lo lograron, y yo, también me esforcé, estiré mi brazo para alcanzarte, parecías lejana pero llena de vida, iluminabas la noche como sólo tú lo sabes hacer, pero, tampoco te alcancé.  Mientras tú, danzabas en la luna, tan libre y despreocupada, tan alegre e inmaculada. Levanté la escalera de mi alma tanto como pude, lllegué a lo más alto y ahí, te dejé mi corazón, lo suficientemente cerca de ti para que lo notaras, y sin embargo, ni siquiera lo miraste, resbalé, y caí hecho pedazos. ¿Es que acaso eres inalcanzable?   Me di la vuelta y me retiré, quizá en algún momento te des cuenta que no habrá nadie a tu lado, que seguirás danzando con la luna pero nadie podrá apreciarlo, que no habrá alguien que se esfuerce por alcanzarte, por querer tocarte, quizá entonces te des cuenta que alguna vez estuve ahí, intentándolo, y entonces dejarás de danzar, y esa luna que iluminabas se

Instantes

… Mis labios ya habían comenzado a saborear tu piel, tu cuerpo comenzaba a estremecerse al ritmo de nuestras sombras que se reflejaban juntas en la pared, un breve y refrescante viento entraba por la ventana, acompañado de una brisa nocturna apenas perceptible, lo suficiente para humedecer tu cuerpo que era consumido por mis besos. En ese momento desaparecen los cuestionamientos…  La mente vuela,  el cuerpo siente, la sangre hierve. Tu respiración agitada me indica que es el momento indicado para liberar toda la pasión, tus músculos se tensan y en un instante la mente se pierde en un infinito. ... Reaccionas. Tu respiración se ha tranquilizado, me recuesto a tu lado mientras te abrazo, y tú, tú dibujas en tu rostro una sonrisa que aún no he olvidado.

Hoy, es tu día.

Naciste un día como hoy, tus ojos vieron por primera vez la luz del día, seguramente lo hiciste con alegría, esa alegría que te caracteriza. Tu mirada es la misma, esa ternura, esa agradable simpatía. Naciste un día como hoy y eso lo celebramos, tu cuerpo ha cambiado, de niña a mujer, pero aún conservas esa inocencia dentro de tu ser. Te divierte lo trivial, te emociona lo sincero, te asombra lo autentico, eres la inquieta niña que ocasionalmente ve de colores a la vida. Y digo ocasional pues ahora has madurado, enfrentas responsabilidades, cotidianidades, a veces las cosas son color gris, o quizá tan negras que no encuentras la salida, ¿pero sabes?,  tienes la fuerza y la capacidad de cualquier reto superar. Porque eres mujer y la inteligencia es tatuaje de tu ser. Naciste un día como hoy y aquel pequeño corazón ahora se ha agrandado, bombeas amor entre tu sangre, la repartes, la limpias, la compartes, pero sólo tú sabes a quién entregarla y en qué cantidades, porque eres libre d

XI

He recorrido el camino de tu cuerpo, desde tus caderas hasta tus senos. El sabor de tu piel he degustado y de tus besos me he embriagado. Te conozco cada poro, te he contado cada lunar, es tu cuerpo mi tesoro pero hay algo que no logro encontrar. Tu corazón. Me parece que esto sólo se trata de sexo, pues no logro descifrar el amor.

Caprichosa infidelidad.

 ¿Qué haces aquí? Date cuenta caprichosa infidelidad que aquí no hay espacio entre los dos, sólo estamos ella y yo. ¿Por qué tratas de meter tus manos? Hazte a un lado caprichosa infidelidad y déjanos vivir nuestro amor. ¡Ah!, pero es que te entiendo. No depende de ti, sino de ella, sino de mí. Eres tentación entre la confianza y el corazón. Y no, no creas que causas emoción, en realidad lo único que causas es dolor. ¡Ah!, pero es que te entiendo. No depende de ti, sino de ella, sino de mí. Tú me incitas, a sentir manos ajenas. Tú la provocas, pero es ella quién se equivoca. Tú eres la serpiente, estamos al filo de tu boca. Y si nuestra decisión es equivocada y caemos en tu trampa, tú, caprichosa infidelidad, del triunfo estarás regocijada, mientras nosotros encaminados a una relación sin esperanza. … mejor, aléjate.

Dulces sueños.

Me acomodé suavemente bajo las sábanas, tu cuerpo había adquirido ese calor que sólo la comodidad de la cama sabe regalar, tus parpados cerrados descansaban tu mirada que seguramente observaba todo lo que en tus sueños pasaba. Y te abracé por la espalda, y me contagié de tu calor, mi mano encontró tu vientre y mi pecho se acomodó en tu espalda, el aroma de tu cabello me adormeció y mis ojos se cerraron al instante. En mis sueños te encontré, tus pies descalzos marcaban huellas en un verde césped, tenías un brillo especial alrededor de todo tu cuerpo, tus húmedos labios saboreaban una roja fresa mientras el suave viento movía con sutiliza ese largo vestido blanco que sensualmente se adhería a tu piel. Te observé sin acercarme ya que no quería molestarte, sin embargo, me escuchaste, giraste tu cabeza para mirarme por encima de tu hombro, la luminosidad de tu mirada me sonrío y repentinamente desperté; tú, seguías completamente dormida. Te has convertido en el reflejo

Hablando con sus sombras.

Recuerdo cuando todo esto empezó, hace poco más de un año, no fue la primera vez que escribí un poema, pero sí la primera vez que lo escribí para un blog en Internet, los motivos fueron personales, la necesidad de desahogar lo que en su momento sentía, ese desahogo se convirtió en gusto, ese gusto se convirtió en constancia, esa constancia es algo que disfruto. Desde  entonces, me he encontrado en un mundo donde se convive, se viven experiencias propias y ajenas, se comparten culturas y expresiones diversas, un mundo donde la amistad crece desinteresada, donde el olvido no es reprochable, donde los comentarios se vuelven entrañables, donde las criticas construyen, donde los consejos no se detienen, donde el amor y el dolor se comparten sin cuestionamientos. En este blog han encontrado y encontrarán textos que nacen de sentimientos personales, de experiencias vividas, y muchos otros nacidos de la imaginación, sería difícil saber cual sale del corazón y cual otro del cerebro

Hacia adelante.

Te hablé con el cuerpo, te canté con la piel, me entregué a tu cielo y a tus engañosos besos sabor miel. Te viví con el alma, te amé con la vida, me diste la espalda y te fuiste sin despedida. Te fuiste como el viento en busca de un corazón ajeno. ¿Pero sabes? No es odio lo que siento, ni rencor hacia tus sentimientos. Decidiste escapar de alguien que te sabía amar, no me importa donde estes, no me importa con quién estes, nunca otros labios te dejarán tan marcado el sabor que en ti impregne. Nunca otro cuerpo te mostrará las estrellas, ni te cantará en luna llena como este cuerpo lo sabía hacer. No me importa donde estes, no me importa con quién estes, soy feliz sin tu falsedad y se que alguien más me valorará. Me dejaste, sí, pero ni siquiera me importa el porqué.

Pregunta...

Te quiero vs Te amo Escena: El día fue pesado en la oficina, un dolor de espalda me tiene al borde de la cama, decido ducharme mientras escucho el sonido que haces con la cuchara al ponerle azúcar al café. Subes a la habitación con dos tazas humeantes, te recuestas a mi lado y me dejas recargarme en tu pecho mientras conversamos los asuntos del día y consumimos el café. Me lavo los dientes y me envuelvo entre las sabanas al tiempo que te acercas, me regalas un dulce beso y me dices: Opción 1: Que descanses amor, te quiero mucho. Opción 2: Que descanses amor, te amo. No es cuestionario de opciones múltiples, pero díganme algo, ¿Se siente la diferencia?

Ladrona de sonrisas.

Sí, tú. Y es que aún no he abierto los ojos por la mañana cuando siento tus brazos rodear mi cuerpo y el dulce aroma de tu cabello se cuela por mi nariz; inevitablemente me haces sonreír.  Porque al abrir los ojos muestras esa mirada de inocencia, tan tuya y tan bella, y tus labios besan mi mejilla y claro es que en ese instante ya me has robado otra sonrisa. Incluso si no estás conmigo; una foto tuya en el monitor de la computadora, un breve mensaje de texto, o escuchar tu voz por el teléfono, motivos suficientes para arrebatarme más sonrisas aún siendo sólo instantes breves. ¿Y qué haces con todas ellas? Soy cómplice de esos hurtos pues cada sonrisa que me quitas es algo que disfruto, ya sea que en mi rostro apenas esté esbozada o bien se trate de una carcajada, seguiré entregándotelas sin discutir, alimenta tu alma, libera la mía; no dejes de sonreír, ladrona de sonrisas, que en toda esa alegría se me va la vida. … y realmente lo disfruto.

Sin pudor.

Sudores combinados. Gota a gota entre tu piel y la mía,   cada poro de tu piel transpira y combinamos en húmeda sincronía. Cuerpos entregados. En un solo ritmo y sin compromiso, entregas con tu cuerpo tu amor que es intenso. Alientos incontrolados. Respiras con cadencia, inhalas mi presencia, exhalas pasión y delicadeza. Orgasmos simultáneos. Sincronía o casualidad, un instante fuera de la realidad. Sin pudor, sin control. Desnudos, entrelazados.  Corazones enamorados ¿Ó? Sólo encuentros apasionados.

X

Tu suspiro rompe con la tranquilidad de la noche, una noche apenas iluminada por la luna creciente. La llama de la vela estaba a punto de consumirse, sin embargo, la restante flama aún jugaba con las caprichosas sombras que nuestros cuerpos reflejaban. Tu respiración se tranquilizó, tu corazón se relajó, lo sentía cerca de mi oído pues en tu pecho mi cabeza descansó. Las copas de vino se habían terminado, tu cuerpo y el mío se habían complementado, no me había percatado que tan cómodo era ese sofá café de la sala, hasta esa noche, noche de vino y de fuego, no sólo de una vela aromática.

Es un largo camino...

Admiro tu rostro, tu sonrisa, tu cuerpo, tu inocencia. Fue larga, muy larga tu ausencia, pero ahora, ahora te tengo cerca. Mi sangre se hela si pierdo el calor de tu cuerpo, la piel se me quiebra si con tu corazón no conecto. Podría sobrevivir a las llamas del infierno, pero saber que en tu alma no me encuentro sería un infame destierro. Quiero acercarme a ti, Inmóvil, ausente, frágil, demente. Posser tu cuerpo, tenerte, pero lo más importante, en tu corazón permanecer perenne. Enterraré los recuerdos pero no me olvidaré de ellos, comenzaré desde cero, es un largo camino pero moriré en el intento, hasta que tú, de mí, te enamores por completo. Fue larga, muy larga tu ausencia, pero ahora que te tengo cerca procuraré que nunca más desaparezcas. Aunque nunca , sea una palabra que suene tan eterna.

Cuestionamientos.

He sentido tus dedos apretar mi mano, he sentido tu cabeza apoyándose en mi pecho, he sentido tus brazos rodear mi cuerpo, pero tu corazón, ese aún no lo siento. No es tu físico lo que me importa, tengo tu cuerpo, tengo tu sonrisa, incluso tengo los besos de tu boca, pero eso no es suficiente si de mi aún no te enamoras.  Y es que a veces me pregunto: ¿Cómo enamorar a una mujer? Un poema por la mañana, una rosa al atardecer, una estrella cuando anochece y un beso que en tus sueños te erizará la piel; no, eso no es suficiente. Honestidad. Sinceridad. Caballerosidad. Fidelidad.   Confianza. Destreza. Ocasionalmente un poco de indiferencia. Y  claro, que tú, mujer, estés dispuesta. Pues de nada sirve la guerra de un solo corazón, esta es una batalla que se disputa entre dos.

Temporada de calor

El sol calienta sin piedad, tu delgada blusa azul permean el ligero aire fresco que apenas se percibe en el ambiente, de tu cuello una gota de sudor se escapa evaporándose en el camino hacia tus senos mientras refrescas tus labios con el dulce sabor de la nieve de coco que acabas de comprar. Tu cabello recogido en una improvisada coleta permite mitigar el calor sobre tu cuello que al verlo indudablemente se me antoja recorrerlo con un pequeño cubo de hielo, y luego tus hombros, tu pecho, el abdomen y ¿por qué no?, si el hielo resiste el calor de tu cuerpo, el recorrido de éste llegará hasta tu sexo, donde se derretirá al instante evaporándose hacia el mismo cielo. Un frío beso con sabor a coco me hace reaccionar; me he quedado imaginando todo eso mientras te observaba; me sonríes, tus gestos me indican que es momento de seguir nuestro recorrido dominical por las calles de la ciudad. ¡Uff! … Este calor realmente hace la mente divagar…

Mamá.

Fuiste la primera en besar mi frente, en tomarme de la mano cuando estas apenas lograban un dedo envolverte. Siempre al pendiente de mi bienestar, siempre cuidándome cuando solía enfermar. Sonriendo en mis triunfos, consolándome en mis fracasos. Apoyado mis decisiones, orientándome en mis falsas emociones. De tu sangre me forje. De tu pecho me alimente. ¿Cómo pagar todo lo que por mí has hecho? Sé que debo ser buen hijo y seguir tu ejemplo, pues no hay una sola estrella que pueda ser más bella que tú, madre mía, que eres única entre ellas. Felicidades a todas las mamás que leén este espacio.

El vestido púrpura.

El salón de baile está repleto, la gente baila sin parar, junto a la barra estas tú. El labial se impregna en la copa que llevas a tu boca, el líquido humedece tus labios y tu mano retira el cabello que se asoma sobre tu hombro. Nuestras miradas se encuentran entre la multitud, sonríes opacando las luces del salón y te acercas a mí. Tus altos tacones moldean tu cadera y enmarcan los pasos de tu sensual caminar. Te observo impaciente, pareciera que en aquel lugar no hay nadie más, el único pensamiento que me envuelve es tomarte de la mano, abrazar tu cintura y contigo bailar. Jamás te había visto en ese vestido, la suave tela coquetea con tu cuerpo en una visión que sólo entre sueños podría imaginar, dos breves tirantes descubren tus hombros, un discreto escote embellece tu pecho, el adecuado corte se desvía en tu cadera para después envolver ese par de sensuales piernas, sólo un poco más abajo de las rodillas, lo suficiente para dejar ver tus bellas pantorrillas. Pero

Etapas

No recuerdo la razón de mi primer sonrisa, quizá fue después de algunos días de nacido, seguramente algo muy simple fue el motivo. Recuerdo la sonrisa que me robó mi primer cochecito, y también esa guitarra de madera que no sólo a mí me hacía sonreír, sino a todos aquellos que escuchaban al niño que suponía cantar como una gran estrella. Sonreí al recibir mi certificado al finalizar la primaria, y como olvidar mi primer beso. Sonreí también al asistir a mi primer tardeada en la secundaria, esa tarde fue aún mayor mi felicidad pues acudí al registro civil para “casarme” con la niña que más me gustaba. Y llegó el bachillerato, y entre muchas alegrías experimenté mi primera vez, no necesito especificar de qué. Inexperto, nervioso y quizá un tanto precoz, pero que más importaba si fue la primera vez. Y sonreí al recibir mi primer salario, mi primer teléfono celular, el título al salir de la universidad, cuando me dieron mi primer sí. Y ahora sonrío cuando me

Habitación 425

Me acerqué a la puerta de la habitación, una sensual música se oía al interior. Toqué y respondiste: -Ahora voy, cierra los ojos-. Abriste la puerta y me guiaste. Sonó la puerta cerrándose detrás de mí. -Ya puedes abrirlos- me dijiste. A mis pies, un pequeño sendero hecho con velas encendidas, un breve recorrido que iniciaba en la puerta de la habitación y terminaba a los pies de la cama, una cama que se adornaba con pétalos de rosas que intencionalmente colocaste en forma de corazón. Y sonreíste coquetamente al ver mi sorpresa; las velas iluminaban la habitación, caminamos entre ellas tomados de la mano, te acostaste sobre los pétalos dejando en el aire tu perfume, la bata que cubría tu cuerpo ligeramente se abrió. Y las sombras te abrazaban, como queriéndote devorar, ese encaje púrpura de tu ropa interior se combinaba con el negro de tu cabello y cada línea de tu piel se iluminaba con el breve rojo del incansable fuego, fuego que encendía mi deseo. Observé

Un instante... Una eternidad.

En un segundo tus ojos cafés me capturan en la eternidad de su mirada, en dos el aroma de tu cabello se ha impregnado en mi cuello, en tres ya estás en mi interior y toda mi sangre fluye al ritmo de tu corazón. Un minuto y acaricio tu suave espalda, dos quizá y un suave beso te he de robar, en tres minutos tu aliento probaré, serán cuatro y no te dejaré, sesenta segundos más y la suma de cinco minutos será, pero ese beso en mi alma quedará grabado por la eternidad. Un suspiro me tomará descubrir tu cuerpo, el infinito me llevará conocerlo, pero no es el tiempo lo que importa, es el instante, es el ahora. Estar contigo no es cuestión de horas, besar tus labios, hacerte el amor, eternos momentos que el tiempo nunca devora.

El día en que te marchaste.

Esa fue tu última mirada. Sólo el perfume de tu cuerpo grabado en la sabana. ¿Pero sabes?, algún día se desvanecerá. Las aves interrumpieron su cantar, las hojas de los árboles caían más lento pero siempre se quebraban al final, hojas muertas arrastradas por el viento en una danza que eterna no será. El agua pudiera volverse más fría, el viento soplará más fuerte, la música será melancolía y el infierno se sentirá más caliente. Pero sólo si la nostalgia me logra atrapar. Mis ojos se volvieron mausoleo, quise enterrar mis propios sentimientos, sin embargo el día no será aciago, debo aprender a superarlo. Tu recuerdo será ocasional, y   quizá hasta emocional. ¿Pero sabes?  Mi camino será abundante, desde aquel día, el día en que te marchaste.

IX

Bajaré por la cascada de tu cabello hacia el remolino que se forma en el ombligo de tu cuerpo, descenderé un poco más y el oasis de tu deseo encontraré, nadaré entre el mar de tu placer y en la inmensidad de tus sentimientos naufragaré.

Orgía casual.

Casual es el encuentro  que estremece algo aquí, dentro de mi pecho, eso que llaman corazón y que ahora siente una orgía de sentimientos. Y es que tu boca me aprisiona entre tonos rojos y sabor a moka, y ese dulce perfume que embriaga mis sentidos y entre mis venas escurre. Casual es tu mirada que provoca un daño alegre, algo irreparable en mí se siente cada vez que veo esos intensos ojos alegres, una orgía de emociones, una orgía de sensaciones. Casual resulta tu hablar, casual tu pensamiento, a veces con nostalgia, a veces con sentimiento, pero siempre interesante será saber qué es lo que casualmente llevas dentro. Orgía casual de sensaciones cada vez que leo tus labios y en tu mirada se refleja la silueta tuya, la mía, de ambos. Orgía casual de emociones cuando entre dos cuerpos no hay centímetro que no exprese tentaciones, un entusiasmo que se convierte en deseo al ritmo de las caricias de unos inquietos dedos. Y es que eres tan casual que sorprendes de principio a

El Faro.

Nos sentamos en una banca sobre la terraza de un modesto hotel que se alzaba cinco niveles sobre la arena de la playa, no era de tres o de cinco estrellas, era de miles pues desde ahí el cielo se llenaba de ellas. A la distancia, un viejo faro giraba, testigo en el pasado de muchos encuentros de piratas, ahora vigilante y guía incansable de marineros y enamorados que gustan de pasear a la orilla del mar. Abrí la botella de vino, las copas ansiaban por ser llenadas, y brindamos, primero por ti pues estábamos en la víspera de tu cumpleaños, después por nosotros, por una noche más de mutuo encanto. Y así se consumió el vino rojo, entre risas y la amena plática las estrellas nos vigilaban, el sonido del mar nos arrullaba, y el viejo faro con su rotación de vez en cuando nos iluminaba. Te besé con tanta fuerza que el mismo mar no nos hubiera podido separar,  retiré los delgados tirantes de tu blusa y comencé a besar tus hombros y  tu cuello, estábamos solos en la terraza,

Volaré

Volaré. Entre el cielo de tus ojos y la atmosfera de tus labios. Atravesando las nubes de tu cuerpo y librando la turbulencia que dejan los sentimientos. Volaré. Dentro del fuselaje de tu alma donde siempre encuentro calma. Tu cielo es mi camino, y el aire que respiro. Y sabes bien que a través de las ventanillas de tu ser, siempre observo un nuevo amanecer.

Reencuentro.

Han pasado varios meses desde la última vez que te vi, meses que sembraron dudas e inquietudes en los dos, meses que dejaron preguntas sobre esta relación. El avión llego antes de lo previsto, tomé mi equipaje en la banda número 3 y comencé a caminar hacia la puerta de salida, pasé entre la gente, buscándote, se suponía que estarías ahí, sin embargo, no te vi. Pasaron unos minutos, me distraía observando a los que llegaban, a los que se iban, abrazos de felicidad y otros de despedida; fue entonces y sin darme cuenta  que apareciste justo detrás de mí. Un dudoso abrazo unió por unos segundos nuestros cuerpos que se complementaron con un tímido beso que sólo encontró nuestras mejillas, sin embargo, ahí estaba tu sonrisa, que sin dudar me dio la bienvenida. Tus bellos ojos se adornaban con un ligero maquillaje, el perfecto delineado resaltaba su obscuro color café, tus labios lucían brillantes detrás de un modesto color rosa que embellecía aún más esa ya mencionada sonrisa

¿Y tú, cómo lo haces?

Entré a la habitación, la noche era fría, el café sobre el buró había dejado de exhalar su aromático humo, entonces miré hacia la cama y la vi, la luz del televisor iluminaba su frágil cuerpo en espera de ser abordada por mis manos. Me acerqué, la tomé sin pensarlo y la llevé hacia el escritorio donde mis dedos empezaron a jugar con el abecedario de su cuerpo, fue ahí, de frente a mí, donde empezó el juego entre los dos. La cargué nuevamente y la dejé en la cama, me acosté a su lado únicamente para admirar cada espacio, cada punto, y perder en ella mi mirada. Me senté recargándome cómodamente en una almohada mientras su caliente cuerpo se posaba sobre mi regazo, para la noche que era fría esa posición me favorecía, el calor de su cuerpo me reconfortaba mientras mi mente, mi vista y mi tacto, se deleitaban. Y fue así como terminé, un suspiro al final y todos mis sentimientos fueron depositados en su interior donde quedarán almacenados por mucho tiempo en su memoria,

Belleza natural.

De la blanca nieve es tu sonrisa donde la luz del sol releja el color y la alegría de la vida. Es el lienzo que sonríe a cada rayo del día con la suavidad que ofrece la brisa matutina, como aquel beso que regalas cada mañana a mi mejilla. De la noche es tu mirada que me cubre en un manto estelar, que me observa entre las sombras protegiéndome de cualquier pesar, otorgándome la paz que sólo esos ojos obscuros me saben dar. De los pétalos de flores rojas son tus labios, de su raíz tus manos, y a semejanza de los tallos son tus brazos que en su abrazo me protegen sintiéndome amado. Y tu corazón está en la naturaleza, en ese polen que fecunda, en la vida que da el riego de cada gota de agua, en la sombra del verde árbol y hasta en esa frágil hoja que cada primavera se fortalecerá y cada otoño caerá, con esa sensualidad que sólo la naturaleza sabe dar. Natural eres al compás de los elementos, de fuego y agua son tus sentimientos, de tierra y aire tus deseos.