Arenita era un pez, una hermosa especie de río que gustaba de danzar contra corriente, sus brillosas escamas soltaban chispas por donde quiera que nadara, se movía con la gracia de una bailarina, como ningún otro pez. El estanque era pequeño, el deshielo de las montañas lo alimentaban, ahí también vivía Él, ni siquiera tenía un nombre, parecía serio, reservado, en realidad todos lo conocían como el bichito raro. Sí, era un simple bicho, uno de esos que suele posar sus patas sobre el agua y quedarse inmóvil, simplemente flotando, dejándose llevar por la corriente. Fue un casual día para ambos, el bichito flotaba en la superficie mientras arenita buscaba el almuerzo, de repente lo vio desde el fondo, sus bellos ojos brillaron y de inmediato nadó hacia la superficie para atraparlo. De alguna milagrosa manera el bichito brincó sobre el agua logrando escapar de Arenita que parecía decidida a atraparlo; una vez a salvo sobre una frágil hoja, el extraño bicho la observó a través del a...