Ir al contenido principal

Hielo

Desnuda tu mente mujer de mis encantos
y luego lentamente tu ropa retira también
que besaré tu cuello, tus hombros, tus senos 
y jugaré con hielo en la punta donde terminan ellos.

Relaja tu cabellera
y permite que la saliva que deja el hielo a su paso
marque un trazo en esas curvas delineadas, delicadas, 
y tan femeninas.

A cada centímetro tu temperatura lo vuelve líquido
y la lengua, mi lengua que se guía de él
absorberá pasión directamente de tu piel 
desde los parpados hasta el borde del pezón endurecido,
erizado, pero no, no de frío.

Y lo aspiró, lo respiró y siento como eleva
tu ritmo cardiaco, tu libido,
continuando el incansable recorrido hacia el sur 
que en la geografía de tu cuerpo 
es un destino.

No hay prisa en tus pantorrillas,
hago una pausa breve y te admiro,
el talón de Aquiles, la rodilla, esa parte que depilas
y aquel llamado de Venus, el monte de Venus
donde el hielo deja de serlo por el calor que ahí domina.

Secaré con mis labios,
mejillas, boca, cuello, 
abdomen, caderas, clítoris, pechos.

Todo lo besable lo besaré,
entonces toda tú serás besada
hasta terminar el rastro líquido
provocado por un hielo
pero más por mi delirio.

Sí, te deseo.

Hielo, piel, agua, sed
y tu cuerpo desnudo bajo el mío.

Comentarios

Mariposa Errante... ha dicho que…
Ya sabes cuanto admiro esa forma tuya de escribir... Simplemente hermosa forma de escribir.

Besos.
Munani ha dicho que…
No sé si sea la misma de todos tus lindos textos pero siento que para desnuda todo el rato XD Un abrazo!
Mayte ha dicho que…
Sigo disfrutando en la distancia, cada poesía que cae de tu epacio a las letras que bordas.

Un beso grande, siempre.
Alexander Strauffon ha dicho que…
¿Poesía, o canción?
tonymoca ha dicho que…
Intento de poesía, no había considerado un tema musical.

Saludos Alexander

Entradas populares de este blog

Así fue ...

Así fue como conocí… Tus labios. Fue un suspiro que se alejó de tu cuerpo para acercarse a mi oído, que provocó un beso robado que ni lo fue tanto por tu nerviosa complicidad, fue en una sonrisa que al mínimo detalle dejaba ver la inocencia de una mujer con ganas de vivir. Y después, después tu mirada. Qué tan noche pudo ser en realidad no importaba pues la luz que tus oscuros ojos emanaban era aún más fuerte que la de cualquier astro que con propia luz se iluminara. Cruzaste conmigo tu mirada sólo para descubrir secretamente que para entonces ya me amabas. Entonces descubrí tu cuerpo. Escultura que se tiende horizontal sobre mis sueños, tan desnudo como musa, tan deseado como el pecado que castigamos, tan seductor que sonrojas al más fino de los amantes, tan tuyo y en aquel instante tan mío que no perdí el instante de tocarlo con mis besos y guardarlo en mi pensamiento. Al momento, hacer el amor se volvió en demanda una tarea tan amena como cotidiana. Y la pasión y...

Inalcanzable

Observé el reflejo de tu cuerpo danzando en la luna, contemplé a un par de estrellas queriéndose acercar, pero no lo lograron, y yo, también me esforcé, estiré mi brazo para alcanzarte, parecías lejana pero llena de vida, iluminabas la noche como sólo tú lo sabes hacer, pero, tampoco te alcancé.  Mientras tú, danzabas en la luna, tan libre y despreocupada, tan alegre e inmaculada. Levanté la escalera de mi alma tanto como pude, lllegué a lo más alto y ahí, te dejé mi corazón, lo suficientemente cerca de ti para que lo notaras, y sin embargo, ni siquiera lo miraste, resbalé, y caí hecho pedazos. ¿Es que acaso eres inalcanzable?   Me di la vuelta y me retiré, quizá en algún momento te des cuenta que no habrá nadie a tu lado, que seguirás danzando con la luna pero nadie podrá apreciarlo, que no habrá alguien que se esfuerce por alcanzarte, por querer tocarte, quizá entonces te des cuenta que alguna vez estuve ahí, intentándolo, y entonces dejarás de danzar, y esa luna que ilum...

Rencor

Hoy por la noche a tu cama entraré, como una sombra por la ventana, cauteloso y silencioso tu cuerpo invadiré y te estremecerás sin saber qué es lo que pasa. Recorreré tu cuerpo con mis manos muertas, muertas de ti que se han enfriado ante tu ausencia, tu sexo arderá entre llamas al sentir la crueldad de mi lengua que extraerá tu esencia, esa que sin remordimiento alejaste de mi conciencia. Tu piel arrancaré, esa piel que alguna vez fue delicia de mis manos y que ahora decidiste entregar a un extraño. Tu alma me llevaré y no tendré indulgencia. Un pedazo de tu corazón dejaré, quizá puedas entregarlo a alguien más, el resto lo devoraré, me pertenece por todo el tiempo que te supe amar. Te haré sentir un último orgasmo y entonces me retiraré, llevando conmigo también el placer que tu cuerpo acaba de obtener, y en mi destrozado corazón lo conservaré, porque nunca nadie te habrá de satisfacer como sólo esta sombra lo sabía hacer. … Porque este quizá sea el...