Ir al contenido principal

Déjà vu

Era tan familiar esa caricia, tus dedos sobre mi oreja rodeando discretamente todo su contorno mientras armabas frases que me recitabas quedito haciendo que mi piel se erizara en más de una ocasión.

Y después tus labios se apoderaron de mis ojos, los párpados cerrados recibían tantos besos que no era posible abrirlos entre cada uno de ellos; sabía lo que venía, todo eso me resultaba tan conocido.

¿Qué seguía?

Desabrochabas la blusa y me permitías ver tu brasier blanco con adornos rosas, el mismo que hace algunos días te regalé; dejabas al descubierto tus hombros para poder besarlos al tiempo en que te hacías cargo de eliminar cada botón de mi camisa.

Tus manos en mi pecho, esa mirada que tanto me encanta y un beso largo, muy largo acompañado de un abrazo sostenido que permitía a nuestros cuerpos acercarse demasiado.


Me di cuenta que no era un momento único, de alguna manera todo eso ya lo había sentido a pesar de ser esa la primera vez que me acercaba tanto a tí; quizá había sido tanto mi deseo, quizá habían sido todas esas veces en que te miraba y me imaginaba lo que podría suceder; no lo sé, sólo sé que déjà vu le llaman, pero en ese momento no pretendía explicármelo, simplemente tenía que disfrutarlo...

Comentarios

Carla Mila ha dicho que…
Me encantó tu relato.
Sensual, ertotico, estimulante.
Una verdadera joya.
Enhorabuena.
Y gracias por compartir.
Saludos

Entradas populares de este blog

Así fue ...

Así fue como conocí… Tus labios. Fue un suspiro que se alejó de tu cuerpo para acercarse a mi oído, que provocó un beso robado que ni lo fue tanto por tu nerviosa complicidad, fue en una sonrisa que al mínimo detalle dejaba ver la inocencia de una mujer con ganas de vivir. Y después, después tu mirada. Qué tan noche pudo ser en realidad no importaba pues la luz que tus oscuros ojos emanaban era aún más fuerte que la de cualquier astro que con propia luz se iluminara. Cruzaste conmigo tu mirada sólo para descubrir secretamente que para entonces ya me amabas. Entonces descubrí tu cuerpo. Escultura que se tiende horizontal sobre mis sueños, tan desnudo como musa, tan deseado como el pecado que castigamos, tan seductor que sonrojas al más fino de los amantes, tan tuyo y en aquel instante tan mío que no perdí el instante de tocarlo con mis besos y guardarlo en mi pensamiento. Al momento, hacer el amor se volvió en demanda una tarea tan amena como cotidiana. Y la pasión y...

Rencor

Hoy por la noche a tu cama entraré, como una sombra por la ventana, cauteloso y silencioso tu cuerpo invadiré y te estremecerás sin saber qué es lo que pasa. Recorreré tu cuerpo con mis manos muertas, muertas de ti que se han enfriado ante tu ausencia, tu sexo arderá entre llamas al sentir la crueldad de mi lengua que extraerá tu esencia, esa que sin remordimiento alejaste de mi conciencia. Tu piel arrancaré, esa piel que alguna vez fue delicia de mis manos y que ahora decidiste entregar a un extraño. Tu alma me llevaré y no tendré indulgencia. Un pedazo de tu corazón dejaré, quizá puedas entregarlo a alguien más, el resto lo devoraré, me pertenece por todo el tiempo que te supe amar. Te haré sentir un último orgasmo y entonces me retiraré, llevando conmigo también el placer que tu cuerpo acaba de obtener, y en mi destrozado corazón lo conservaré, porque nunca nadie te habrá de satisfacer como sólo esta sombra lo sabía hacer. … Porque este quizá sea el...

La creación

… En el primer día me declaré, te dije lo que sentía y me correspondiste con una sonrisa… … Al tercer día tu mano tomé, me abría paso entre la obscuridad sin saber hasta dónde esta relación llegaría… … En el sexto día te besé, y las tinieblas se esfumaron en conjunto con mis inquietudes y por fin descubrí lo que llamaban ilusión, y por fin descubrí que tenía sangre en mi cuerpo pues con los días se llenaba de algo que llamaban sentimiento… … Y vinieron muchos besos y el roce de tus manos, el tiempo empezó a empujarnos en lo prohibido, en el pecado… … Entonces te observé desnuda, sensual, bella y pura... … Y en el día sesenta y nueve te tomé, recorrí cada parte de tu cuerpo y sentí en mí el placer de tu boca que me llenaba de besos… … Entonces supimos lo que era un orgasmo, y jamás entendí porque le llamaban pecado… ….Y nos hemos regalado miles de abrazos, y hemos sentido seiscientos sesenta y seis orgasmos, y un infinito número de besos apasionados… … Y a pesar de todo aún no...