Ir al contenido principal

Sin solicitud



No te pedí que llegaras, no, no te lo pedí; y lo hiciste, te colaste como luz por las ventanas en un amanecer de domingo justo cuando no quieres salir de la cama, invadiste ese espacio, mi espacio, te acurrucaste en mi mente y comenzaste a conquistar cada uno de mis sentidos, para conocerme y para dejarte conocer; no te lo pedí sin embargo te acomodaste cerquita del corazón, contabas los latidos y el flujo de la sangre, cada segundo, cada minuto y entonces empezabas a descifrar mis debilidades.

No, no te pedí que te quedarás y sin embargo así fue, en mi cabeza la imagen de esa mirada me da vueltas, las mismas vueltas que da tu cabello alborotado al caer sobre tus hombros, las mismas vueltas que da tu piel al contorno de tus caderas. Así fue como entraste en mis sueños, son breves segundos, pero te apareces justo antes del sonido de la constante alarma matinal, maldita alarma, benditos sueños.

No te pedí que llegaras, mucho menos que te quedaras, pero lo hiciste y ahora formas parte de un diario que ocasiona encantos y desencantos, así como la vida misma. Te tengo en la mirada, te tengo en los labios, te tengo en cada vello que se eriza, te tengo en el deseo y en la sonrisa.

No te pedí que llegaras, pero ahora que lo hiciste estaré al pendiente de no perderte, porque no soportaría que te vayas.

Comentarios

Ojos ha dicho que…
Entonces no puede ser otra cosa que un regalo del universo. Universo para dos...

Entradas populares de este blog

Así fue ...

Así fue como conocí… Tus labios. Fue un suspiro que se alejó de tu cuerpo para acercarse a mi oído, que provocó un beso robado que ni lo fue tanto por tu nerviosa complicidad, fue en una sonrisa que al mínimo detalle dejaba ver la inocencia de una mujer con ganas de vivir. Y después, después tu mirada. Qué tan noche pudo ser en realidad no importaba pues la luz que tus oscuros ojos emanaban era aún más fuerte que la de cualquier astro que con propia luz se iluminara. Cruzaste conmigo tu mirada sólo para descubrir secretamente que para entonces ya me amabas. Entonces descubrí tu cuerpo. Escultura que se tiende horizontal sobre mis sueños, tan desnudo como musa, tan deseado como el pecado que castigamos, tan seductor que sonrojas al más fino de los amantes, tan tuyo y en aquel instante tan mío que no perdí el instante de tocarlo con mis besos y guardarlo en mi pensamiento. Al momento, hacer el amor se volvió en demanda una tarea tan amena como cotidiana. Y la pasión y...

Rencor

Hoy por la noche a tu cama entraré, como una sombra por la ventana, cauteloso y silencioso tu cuerpo invadiré y te estremecerás sin saber qué es lo que pasa. Recorreré tu cuerpo con mis manos muertas, muertas de ti que se han enfriado ante tu ausencia, tu sexo arderá entre llamas al sentir la crueldad de mi lengua que extraerá tu esencia, esa que sin remordimiento alejaste de mi conciencia. Tu piel arrancaré, esa piel que alguna vez fue delicia de mis manos y que ahora decidiste entregar a un extraño. Tu alma me llevaré y no tendré indulgencia. Un pedazo de tu corazón dejaré, quizá puedas entregarlo a alguien más, el resto lo devoraré, me pertenece por todo el tiempo que te supe amar. Te haré sentir un último orgasmo y entonces me retiraré, llevando conmigo también el placer que tu cuerpo acaba de obtener, y en mi destrozado corazón lo conservaré, porque nunca nadie te habrá de satisfacer como sólo esta sombra lo sabía hacer. … Porque este quizá sea el...

Inalcanzable

Observé el reflejo de tu cuerpo danzando en la luna, contemplé a un par de estrellas queriéndose acercar, pero no lo lograron, y yo, también me esforcé, estiré mi brazo para alcanzarte, parecías lejana pero llena de vida, iluminabas la noche como sólo tú lo sabes hacer, pero, tampoco te alcancé.  Mientras tú, danzabas en la luna, tan libre y despreocupada, tan alegre e inmaculada. Levanté la escalera de mi alma tanto como pude, lllegué a lo más alto y ahí, te dejé mi corazón, lo suficientemente cerca de ti para que lo notaras, y sin embargo, ni siquiera lo miraste, resbalé, y caí hecho pedazos. ¿Es que acaso eres inalcanzable?   Me di la vuelta y me retiré, quizá en algún momento te des cuenta que no habrá nadie a tu lado, que seguirás danzando con la luna pero nadie podrá apreciarlo, que no habrá alguien que se esfuerce por alcanzarte, por querer tocarte, quizá entonces te des cuenta que alguna vez estuve ahí, intentándolo, y entonces dejarás de danzar, y esa luna que ilum...