Y ahí estaban los dos, sentados en la misma banca de piedra bajo la luz artificial que iluminaba brevemente la fresca noche, platicaban, reían, rozaban sus hombros de vez en cuando como queriendo insinuar algo más, algo que dejara de lado las palabras e hiciera que sus labios tomaran otro rumbo más que el sólo moverse para hablar.
Él, la miraba ocasionalmente buscando una señal, ella, evitaba los encuentros largos de las miradas cruzadas que podían delatar su inquietante deseo, no se trataba de un romance adolescente, ni siquiera de la inexperiencia del primer beso, había algo más.
Y los minutos transcurrían, el canto de algunos grillos despistados entre los matorrales rompían con el silencio del lugar, aunque no había silencio entre ellos dos, las palabras simplemente salían amenizando la velada y encantando la compañía. Y fue entonces cuando él dejó de lado los nervios y en un instantáneo movimiento sus brazos levantaron un breve vuelo que aterrizó en los hombros de ella, dejando de frente sus miradas, tan cerca que podían leer sus pensamientos, tan lejos que parecían no querer conocerlos. Entonces ella habló. -No, no me provoques- palabras que salieron de su boca con nulo convencimiento, y él, la abrazó; la recostó en su hombro y sus brazos la acercaron a su cuerpo, podía sentir el perfume de su cabello mientras ella se raspaba su mejilla con la barba que él tenía ligeramente crecida, tal cercanía no podía dejarse pasar y él, empezó el breve recorrido de sus labios hacia ese inseguro destino, sabiendo que el rechazo era una posibilidad pero también que la gloria se podría alcanzar.
Fue un instante, una eternidad, aquellos labios temerosos finalmente se unieron iluminando la densa oscuridad de sus sentimientos, se respiraba la dulzura, como si fuera el primer beso, ese que algunos en la adolescencia se dieron, pero también se saboreaba la experiencia de unos labios que otras bocas habían probado, y que sin embargo, se les quedaría profundamente grabado.
No hubo palabras al despegar esos labios, los cuerpos se acercaron en un fuerte y tierno abrazo, inmortalizando el momento, sintiéndose por un instante amados, reconfortándose sin pensar, olvidándose del pasado, respirando el presente y saboreando lo que sería un futuro inexacto, después de todo el futuro más inmediato sería que aquellos labios que a pesar de mil temores se fundieron, se volvieran a juntar, y en esa ocasión sin nada más en que pensar.
Comentarios
Hermoso.
Me recordó un microcuento que escribiste en tuiter.
Pues ya ando de vuelta por estos lugares, espero me dure el gusto.
Un abrazoooote!
Su.
Saludos cordiales.
Hasta pronto.
Es como si fuera el primer amor de ella y de él ya con experiencia,muy bello. saludos!
bellisimo escrito amorphis!!
definitivamnete..
las cosas de dos..
nunca pueden trascender a dos..
(pero tu, lograste interferir)
:) beso grande
Sabes que tus letras me fascinan, y es un placer leerte.
Ayer deje comentario, y aparecio como anonimo, ja, algo sucedio, pero, pero, pero, soy yoooooooooooooooo.
Besos.
Saludos y aquí vuelvo, poco a poco.
;)
Me encanta.
Bella imagen.
Saludos!!
Abrazo.
Sigue así.
Un abrazo.
Por cierto, he organizado algo en mi blog, pásate: http://piabaroja.blogspot.com/2011/05/sorteo-entrevista-primer-aniversario.html
Saluditos y te sigo en twitter!!
XD
Besos.
Lunna.