Los últimos rayos del sol se reflejaban en tus ojos, tu mirada seria ocultaba el enojo y la tristeza de la decepción que sentías. Y es que no puedo ofrecerte mis disculpas cuando se que no tengo la razón, y como mirarte a los ojos sabiendo que he traicionado tu corazón, que he desquebrajado la confianza que me diste y todos esos años que conmigo estuviste. Pensé que no lo notarías, no, mejor dicho, no pensé, ¿cómo lo descubriste?, en realidad eso no importa, ahora debo aceptar mi error, te he traicionado y ha sido mi equivocación, pero es demasiado tarde para explicaciones pues en realidad no existe solución, mi pensamiento sabe que he cometido una vil traición. Te levantaste, sentí tu último respiro cerca de mí, esos ojos que alguna vez me observaron con amor ahora eran armas que perforaban mi acabada ilusión, no había palabras para remediar la situación, diste media vuelta y te alejaste. Quise seguirte, quise rogarte, pero mis piernas no tuvieron el valor ni siquiera para levantar...