La noche era común, como cualquiera, la única diferencia es que era nuestra.
Me tiré boca arriba en la cama, el televisor emitía alguna programación que en realidad no era importante. La lámpara circular simulaba una luna que daba apenas la luz suficiente como para ver la ropa acomodada en el armario y los perfumes sobre la mesa de madera, sin embargo decidiste apagarla, sólo el brillo del televisor quedó como testigo en aquella habitación.
Te hincaste sobre la cama, había visto con anterioridad esa mirada. Tus rodillas se separaron encerrando entre tus piernas las mías y avanzaste hasta descansar justo sobre mi regazo, notaste inmediatamente mi excitación y la hiciste propia al sentirla con tu cuerpo.
Bailabas, sé que bailabas, lo hacías sobre mi con una melodía que aun sin escucharla la podía sentir. Liberé mis manos para alcanzar tu cuello, para revolver un poco tu cabello, a contraluz de la imagen del televisor tu silueta era como un sueño pero mi excitación era tal que la sensación me hacía saber que todo era exquisitamente real.
Mis manos arrebataron la prenda que cubría tus senos, fue tal la habilidad que me sorprendí al tenerlos al descubierto, más no por eso dejé de admirarlos y tocarlos mientras tú, tú seguías el ritmo de esa música que en tu imaginación sentías y que sobre mi cuerpo cual pista de baile disfrutabas.
Apenas breve era la luna que atravesaba las cortinas, casi imperceptible el aire que pasaba por la ventana ligeramente abierta refrescando un poco el interior. Mi sudor se esfumó cuando decidiste abrir mi camisa, botón por botón, y volvió cuando uniste tu pecho al mío sólo para acercarte a mis labios y dejar que un beso fuera el inicio de la combinación de los deseos.
Tengo fotografías mentales de aquel instante. El televisor parpadeando, tu vestido colgando del borde de la cama, el pantalón descansando sobre el frío piso, tu cabello revuelto sobre mi cara, tus manos apoyadas en mi pecho, las mías sujetando tu cadera, los labios mordiendo tus pezones, miradas perdidas, párpados cerrados, cuerpos unidos, un orgasmo esperado y sudor, mucho sudor resbalando hacía las sábanas que cubrían la cama.
Esa era quizá una noche muy común, casi como cualquiera, la única diferencia, que fue completamente nuestra.
Comentarios
Me gustó, como siempre, la descripción de todo, la sensación de estar ahí como observador.
Abrazos muchos, Amorphis.
Besos y susurros aterciopelados
Muy bueno siempre escribes de una forma tan apasionada sin caer en lo vulgar.
Saludos
No fue una noche como cualquiera...
Te he extrañado.
Besos.
cada cuando son los post?
Su.
Pero para ti..fue una noche inolvidable, llena de amor, pasion y exitacion...
Me encanto conocer tu noxe.