Secuelas de un caído corazón de hipocresía,
dejaste profunda huella de amor-dolor en sintonía.
Fue un ayer prominente de besos y caricias,
de manos tomadas y ángeles con ojos de envidia,
que miraban por entre las cortinas aquellas noches en que el tiempo no era prisa.
Pero ellos lo sabían, si, ellos lo sabían,
que toda esa fantasía era sólo una hermosa mentira.
Eso de tú, eso de yo, eso de tú y yo,
¡qué bonito se leía!
pero se desvaneció en una profunda reparable herida.
Que si fuiste que si fui, que si fue la roja luna que caía,
no hay más por pretender, no pretendamos descubrir,
que al descubrir la decepción puede destruir la sinfonía
de aquel pasado que fue una hermosa fantasía.
Pero partir también es parte de esta vida,
dejemos en paz al firmamento, las estrellas no tienen las respuestas,
si las ves, allá donde estés, sólo pídeles que te entreguen nuevas maneras,
de tratar, de amar, más no de recordar.
Que el recuerdo se quede en ese pedazo de corazón carbonizado,
ese que quemamos allá, en el pasado,
que si hay parte sana deberá emprender un viaje nuevo y el mal no será eterno.
Todo muere bajo esta tierra, todo crece como la semilla,
de la misma tierra donde profundas quedarán esas mentiras
y el amor florecerá como yerba mala colmándonos de dolor y dicha.
Aprender a podar, a regar, ese es el secreto, ¿quizá?
Comentarios
Se lee triste...
Besos.
Saludos!
Un besiño.
Abrazotes, muchos.
Me ha encantado
Un saludo
No hay secretos para aprender de ese proceso. Las flores podrán surgir y marchitar mil veces.
Bello texto.
Saludos.