La sala indiscreta.

Suspiro en tu oído mientras jugueteo con los botones de tu blusa que uno a uno ceden a mi insistencia, el sofá de la sala se estremece y hace crujir su base de madera, quebrando el silencio nocturno que habita en tu casa, tus jeans ajustados suplican por ser arrebatados, enciendes el televisor y subes el volumen para mimetizar el sonido que producen nuestros labios. Sabemos que tu mamá está en casa, al parecer dormida ya que no hay luz encendida que delate su sonambulismo; mis dedos desabrochan al instante tu sujetador que deja a merced de mis besos tus dulces senos, en ese instante, te detienes.

Asomas tu vista al fondo de la casa, abrochas tu blusa y me observas con esa mirada traviesa. -Voy a ver si mi mamá duerme- me lo dices bajito al momento que te acercas a mi oído para suspirarme las palabras que habrían de elevar mi libido; - Y me pondré una faldita-. Mi cuerpo se estremece con tus palabras y te observo partir, perdiéndote en la obscuridad.

Al cabo de algunos minutos apareces, tu blusa transparenta tus senos, te has quitado el sujetador, te acercas con esa diminuta faldita que ha de facilitar nuestro encuentro. El sillón cruje nuevamente al sentir tus rodillas colocarse encima, sobre mi regazo; apresuro el encuentro de mis manos con tus piernas, y más arriba, para descubrir que tu ropa interior ha sido intencionalmente olvidada en algún rincón de tu habitación; los botones de mi pantalón se liberan para sentir tu cuerpo, tu calor. Mis brazos sujetan tu espalda y comienzo el juego de mi boca en tu pecho, te concentras en el orgasmo y te mueves como diosa al tiempo que tus oídos permanecen vigilantes de que no se acerquen otros pasos; tus músculos se comprimen y ahogas esos últimos gritos en tu boca mientras termino en tu interior. Te relajas un momento y te levantas cautelosa, me sonríes nerviosa y satisfecha mientras aprieto mi cinturón; la sala ha sido indiscreta y le pedimos guardar nuestro secreto, el secreto de un encuentro con un poco de emoción, al saber que en cualquier momento, tu mamá pudo haber brincado del colchón.